- Maltrato leve: El niño empieza a sufrir las primeras “bromas”, con insultos o burlas hacia su persona. Para todos los testigos, e incluso para la propia víctima, todo parece un juego sin consecuencias.
- Maltrato intenso: Los ataques aumentan en frecuencia, gravedad e intensidad. La víctima se da cuenta de que no es un juego y de que su acosador cuenta con un grupo de seguidores que le apoyan o de testigos que miran para otro lado. Las sensaciones de impotencia y soledad del niño se incrementan. A pesar de ello, en esta fase el niño todavía es capaz de convivir en el aula con su acosador.
- Culpabilización: El niño no entiende por qué le está sucediendo todo esto y se culpa a sí mismo, colocándose claramente en el papel de víctima. Según los expertos, en esta fase es imprescindible detener el bullying y separar a la víctima del acosador, aunque para ello sea necesario cambiar al niño de centro escolar.
- Daños psicológicos: El niño asume las acusaciones del acosador y su grupo. Empieza a pensar que merece las agresiones, que no vale la pena como persona, que todos los insultos y descalificaciones son verdad… Estos pensamientos acarrean graves consecuencias para la autoestima de la víctima y pueden generar trastornos de ansiedad y depresivos.
- Explosión: El niño acosado no puede seguir resistiendo la presión a la que está sometido. En esta fase la situación puede desembocar en: enfermedades psicológicas (depresión, ansiedad...), venganza y, en caso extremo, suicidio.
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jueves, 5 de mayo de 2016
Fases o etapas del bullying
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